I. El Espíritu de Borea: Orígenes y Fisiología
En las regiones más septentrionales de Orbis, donde el aliento de Gaia se transforma en escarcha eterna, habitan los Faunos. Esta raza de seres híbridos, poseedores de una gracia cerval y una determinación inquebrantable, ha reclamado la Zona 3 como su santuario soberano. A diferencia de las civilizaciones que buscan moldear la tierra a su antojo, los Faunos se ven a sí mismos como una extensión del propio ecosistema boreal. Su fisiología está perfectamente adaptada al rigor del frío: poseen pezuñas robustas capaces de escalar los riscos más traicioneros y un pelaje denso que los protege de las ventiscas que segarían la vida de cualquier humano desprevenido.
La característica más distintiva de los Faunos es su conexión atávica con los ciclos de la luz y la sombra de Borea. Sus cornamentas, que crecen en patrones fractales similares a las ramas de los abetos antiguos, funcionan como antenas místicas que detectan las perturbaciones en el flujo del maná ambiental. Un Fauno puede sentir la presencia de un rastro de Vacío a kilómetros de distancia, simplemente interpretando la vibración del aire en sus astas. Esta sensibilidad los convierte en los rastreadores más formidables de todo Orbis, capaces de navegar por un bosque blanco donde otros solo ven desolación y muerte.
Aunque se les describe frecuentemente como seres esquivos, su estructura social es de una complejidad fascinante. Se organizan en Clanes de la Cumbre, liderados por los Matriarcas de Escarcha, quienes custodian las tradiciones orales que se remontan a antes de la Gran Fractura. Para un Fauno, el honor no se mide por las conquistas, sino por la capacidad de mantener el equilibrio entre la depredación y la preservación.
"El viento no nos habla con palabras, sino con la dirección de la nieve. Quien no sabe escuchar el silencio de la montaña, ya ha sido devorado por ella."
II. La Alianza del Colmillo: El Vínculo con los Lobos
No se puede hablar de los Faunos sin mencionar a los Lobos de Borea. Mientras que en otras zonas los depredadores son vistos con temor, en la Zona 3 existe una simbiosis sagrada. Los Faunos y los grandes lobos blancos comparten un lenguaje de gestos y aullidos que les permite cazar y defenderse como una sola entidad. Esta relación no es de domesticación, sino de respeto mutuo; el lobo aporta su olfato y ferocidad, mientras que el fauno aporta la visión estratégica y el alcance de sus flechas.
En los rituales de paso, un joven Fauno debe sobrevivir una luna entera en las cuevas de hielo acompañado solo por un cachorro de lobo. Si ambos regresan, su vínculo se sella para siempre, permitiéndoles entrar en un estado de trance combativo donde sus sentidos se fusionan. En el campo de batalla, esta unidad es terrorífica para las hordas de Varyn: los lobos flanquean a los enemigos con una precisión quirúrgica mientras los Faunos lanzan una lluvia de proyectiles desde las alturas, creando una zona de muerte de la que pocos logran escapar.
Explorador Fauno rastreando influencias del Vacío en la alta montaña.
III. Guerreros del Viento: Tácticas de los Guardabosques
El arsenal de los Faunos es un testimonio de su ingenio y su conexión con la tierra. Utilizan arcos largos tallados en madera de sauce ártico, reforzados con tendones de bestias de carga y decorados con plumas de aves rapaces rúnicas. Sus flechas no solo buscan herir; muchas están impregnadas de resinas alquímicas que se congelan al contacto, inmovilizando las extremidades del adversario y convirtiéndolo en una estatua de hielo antes de que pueda reaccionar.
Su estilo de combate se basa en el movimiento perpetuo. Los guerreros Fauno nunca permanecen estáticos; utilizan su agilidad superior para saltar entre los pinos y deslizarse por las pendientes nevadas, atacando desde ángulos imposibles. Para un batallón de Outlanders, enfrentarse a los Faunos es como luchar contra la propia tormenta: los ataques vienen de todas partes y, cuando intentan contraatacar, sus enemigos ya se han desvanecido entre la bruma blanca, dejando tras de sí solo el eco de una risa gélida.
IV. El Conflicto con los Outlanders
La mayor amenaza histórica para los Faunos no ha sido el frío, sino los Outlanders. Estas tribus de humanos exiliados y brutales ven en Borea un territorio que conquistar y en los Faunos una competencia que eliminar. Los conflictos por el control de los nexos de maná y las rutas de migración han teñido de rojo la nieve de la Zona 3 durante generaciones. Los Outlanders utilizan tecnología de asedio pesada y fuego, algo que los Faunos consideran una afrenta directa a la pureza de Gaia.
Sin embargo, esta guerra constante ha forjado a los Faunos como los guerreros más endurecidos de la Resistencia. Han aprendido a sabotear las máquinas de guerra enemigas y a utilizar las avalanchas como armas tácticas. La llegada de la corrupción del Vacío ha obligado a muchos clanes Faunos a reconsiderar su aislamiento, entendiendo que si Borea cae ante Varyn, no quedará ningún rincón del mundo donde el viento sople libre.
V. La Resistencia de Tessa: Uniendo el Hielo y la Chispa
La unión de los Faunos a la Resistencia liderada por Tessa fue recibida inicialmente con escepticismo. La energía eléctrica y caótica de Tessa choca con la serenidad gélida de los vigilantes de Borea. No obstante, tras la Batalla de los Picos Gemelos, donde Tessa salvó a un Gran Matriarca de una emboscada del Vacío, los Faunos juraron lealtad. Reconocieron que el fuego de la resistencia es necesario para derretir las sombras que intentan asfixiar su hogar.
Actualmente, los Faunos sirven como los ojos y oídos de la Resistencia en las fronteras del mundo. Sus exploradores proporcionan inteligencia vital sobre los movimientos de las tropas de Varyn, mientras que sus curanderos de escarcha utilizan musgos raros para tratar heridas que la magia convencional no puede cerrar. En la gran estrategia contra la oscuridad, los Faunos representan la vigilancia eterna: la prueba de que, incluso en las condiciones más extremas, la vida de Orbis encontrará una forma de prevalecer y contraatacar con la fuerza de un alud.