I. Los Fantasmas de la Zona 1
Mientras los grandes ejércitos se concentraban en la defensa de los muros de piedra, hubo un grupo de humanos que comprendió que la seguridad es una ilusión en un mundo infectado por el Vacío. Los Guardabosques de Orbis no son soldados de línea; son descendientes de los antiguos clanes de cazadores y rastreadores de la Zona 1 que se negaron a buscar refugio bajo tierra tras el Año Cero. Para ellos, el bosque no es solo un lugar de combate, es su hogar, su refugio y su mayor aliado.
Un Guardabosques es, ante todo, un maestro de la paciencia y el mimetismo. Su equipo no incluye metales pesados que delaten su posición con un solo roce, ni runas brillantes que atraigan la mirada de los espías de Varyn. Visten "Piel de Sombra", cueros tratados con esencias de plantas nativas y fibras de camuflaje que adaptan su tono según la luz ambiental. Se dice que un experto en rastreo puede permanecer inmóvil durante días en la copa de un árbol milenario, ralentizando su metabolismo mediante técnicas de respiración ancestrales hasta volverse prácticamente invisible a la visión infrarroja de los monstruos del Vacío.
Esta disciplina no nace de la arrogancia, sino de la necesidad absoluta. En la superficie de Orbis, el más mínimo error en el sigilo significa una muerte rápida o, peor aún, la corrupción del alma. Los Guardabosques son los ojos de la Resistencia allí donde nadie más se atreve a mirar.
"Un Golem puede detener un ejército de mil hombres. Un solo Guardabosques puede eliminar al comandante de ese ejército antes de que tenga tiempo de desenvainar su espada."
II. El Arte de la Cacería: Arsenal y Supervivencia
El arco de un Guardabosques no es simplemente un instrumento de guerra; es una extensión de su voluntad y un prodigio de la ingeniería de campo. Fabricados con madera de arco-pálido, una especie rara que solo crece en los nexos elementales de la Zona 1, y reforzados con tendones de raptores feroces, estos arcos poseen un alcance y una fuerza de tensión que rivalizan con las ballestas mecánicas más complejas de los humanos. Cada arco es tallado a mano por el propio cazador, adaptándose perfectamente a su fisionomía.
Sin embargo, el verdadero peligro de los Guardabosques reside en su conocimiento de la alquimia prohibida. Han aprendido a extraer toxinas de los hongos de las profundidades y de las plantas carnívoras que han mutado con el Vacío. Impregnan sus flechas con venenos paralizantes, ácidos capaces de corroer la quitina Scarak o polvo de cristal rúnico que explota al impacto. Esta versatilidad les permite enfrentarse a enemigos mucho más grandes y poderosos, utilizando la debilidad elemental de cada monstruo en su contra.
Equipo de exploración Ranger analizando la corrupción en la Zona 1.
III. Tramperos del Fin del Mundo
Más allá del combate directo, los Guardabosques son temidos por sus capacidades de denegación de área. Un sendero que parece despejado en el bosque puede convertirse en una trampa mortal en cuestión de segundos. Son maestros en la creación de trampas mecánicas y mágicas: desde fosos ocultos con estacas impregnadas en icor, hasta redes de seda de araña reforzadas con energía estática que inmovilizan a las tropas de choque enemigas.
Esta táctica de "guerra asimétrica" es fundamental para la Resistencia. Los Guardabosques no buscan ganar batallas territoriales abiertas; buscan que el enemigo sienta que cada paso que da fuera de sus fortalezas puede ser el último. Sus emboscadas son rápidas, quirúrgicas y letales, desapareciendo en la maleza mucho antes de que el enemigo pueda organizar un contraataque. Para ellos, el éxito de una misión se mide en la confusión y el miedo sembrados en las filas de Varyn.
IV. Los Ojos del Bastión Móvil
Dentro de la Alianza de Tessa, los Guardabosques cumplen una función logística insustituible. No suelen dormir dentro de los muros del Bastión Móvil, prefiriendo establecer campamentos temporales en el perímetro exterior. Actúan como el sistema nervioso del ejército: informan sobre el estado de los nexos de maná, la migración de bestias corruptas y los movimientos de las grandes flotas del Vacío. Su red de comunicación mediante señales de luz de baja intensidad y llamadas de aves entrenadas es casi imposible de rastrear.
Gracias a sus informes, Tessa puede dirigir el Bastión a través de rutas seguras, evitando enfrentamientos innecesarios y localizando fuentes de recursos vitales para la supervivencia de los refugiados humanos y Kweebecs. Son los cartógrafos de un mundo que cambia constantemente bajo la influencia de la corrupción, trazando mapas de "Zonas Seguras" temporales que permiten a la Resistencia operar en las profundidades de territorio enemigo.
V. El Juramento de la Sombra
Muchos Guardabosques son antiguos Outlanders que vieron sus aldeas destruidas y que, en lugar de rendirse a la servidumbre de Varyn, eligieron el camino del exilio y la insurgencia. Existe entre ellos un código de honor estricto, aunque no escrito: "La sombra no reclama gloria". No buscan canciones de bardos ni medallas; su recompensa es el silencio de un bosque recuperado.
Tessa confía en ellos para las misiones de sabotaje más peligrosas, aquellas que implican infiltrarse en las catedrales del Vacío para colocar cristales de resonancia o rescatar a prisioneros antes de que sean transmutados. Mientras quede un solo arco tensado en los bosques de Orbis, Varyn nunca podrá decir que domina el mundo. Los Guardabosques son la prueba viviente de que, incluso en la noche más oscura, siempre hay alguien vigilando desde las sombras, esperando el momento de devolver el golpe final.